El ritmo de la vida

No es un calendario pero se le parece. La cadena anual o lo que es lo mismo, el Ritmo de la vida es un juego ampliable en el tiempo para que los más pequeños descubran de forma vivencial el paso del tiempo.

El Ritmo de la vida es un calendario vivencial y manipulativo que facilita la comprensión del paso del tiempo a los niños y niñas. Cada color corresponde a un mes del año y estos colo­res se relacionan con las cuatro estaciones. Además hay otro color para indicar los días especiales. Para el cambio de esta­ción se incluyen unas cintas. Se puede presentar montado o irlo montando con los niños, enhebrando una bola cada día.

Los materiales se presentan sueltos, cada día se enhebra una bolita de un color según la estación y el mes que corresponda. Los niños irán experimentando el pasar de los días, meses, estaciones y años.

Incentiva:

• Dialogo y comunicación
• Respeto por la naturaleza
• Motricidad ojo-mano
• Rituales familiares diarios

Nos gusta porque:

Se compone de 376 bolitas de 13 colores y 13 cuencos de hoja de palma con sus colores para poder clasificar las bolitas. Los colores no son al azar sinó que tienen su significado: hay bolitas que tienen el significado de los meses y los días; otras con colores que indican momentos especiales, como la caída de un diente, los cumpleaños de la familia,... Es un calendario manipulativo, vivencial y permite al peque tocar el año más que verlo en un papel.

Edad recomendada

A partir de 3 años

Sobre Grapat

Grapat es una empresa familiar, que nace después de observar las necesidades de juego de su primera hija.  Diseñan juguetes de madera de primera calidad creados para fomentar el juego libre y desestructurado.

Las piezas que crean fomentan el juego libre, desestructurado y abierto que permite a los peques transformarlas en lo que ellos decidan en cada momento. Materiales sin instrucciones que invitan a la creación de pequeños mundos fantásticos, realistas, inventados...

Las maderas que trabajan provienen de bosques sostenibles, utilizan haya y abedul. Trabajan sus piezas con tintes en lugar de pinturas para que la madera conserve su esencia; el dibujo de la veta, sus matices y sus características propias. Los tintes son a base de agua y no tóxicos que cumplen la normativa europea de seguridad del Juguete.

Trabajan con colaboradores de proximidad, cuidando siempre a las personas que colaboran en la creación de sus productos.

En resumen, un proceso de fabricación cuidado de principio a fin que da como resultado unas piezas, juguetes y materiales de una altísima calidad en las que se nota el cariño con el que están diseñados.